sábado, 13 de septiembre de 2008

Entrevista al Dr. Rodolfo Stavenhagen

Entrevista realizada por CNN al Relator Especial para los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas a un año de la declaración de los Derechos de los Pueblos indígenas de las Naciones Unidas.

http://www.colmex.mx/videot/stavenhagen.htm

Mapuches se toman Vertedero de Lumaco y exigen su cierre

Hace más de dos años la Comunidad de Pililmapu, en Lumaco, entabló una demanda al municipio, que aún no se pronuncia.
Un grupo de comuneros mapuche se tomó el Vertedero de Lumaco, cansados de esperar que las autoridades no respondieran por los problemas sanitarios que aquejan a su comunidad con la instalación en la década del 90 del Vertedero de Lumaco.
El dirigente de la comunidad de Pililmapu, Lorenzo Chehuán, expresó que "Ya han pasado más de dos años desde que nosotros presentamos esta demanda al municipio y hasta el momento no se ha hecho nada. Seguimos perdiendo animales y nadie dice nada".
El vertedero de Lumaco, está ubicado a menos de 150 metros de algunas casas de la comunidad, al igual que otros 18 basurales instalados en cercanías a comunidades Mapuche y algunos cerca de poblaciones de campesinos chilenos pobres.
Basurales como los de Galvarino, Gorbea, Imperial, Loncoche, Melipeuco, Perquenco, Pitrufquén, Pucón, Saavedra, Teodoro Schmidt, Temuco, Vilcún, Villarrica, Ercilla, Los Sauces, Lumaco, Purén y Lautaro se sitúan al interior o muy cercanos a comunidades Mapuche, mientras otros, como los de Cunco, Freire y Traiguén se sitúan cercanos de poblaciones de campesinos chilenos pobres.
Los habitantes de la Comunidad de Pililmapu en Lumaco se quejan que se les mueren o enferman sus animales porque beben agua contaminada por el basural y no existe fiscalización en los esteros aledaños.
Lorenzo Chehuán dice haber recibido propuestas de parte de las autoridades sanitarias de Lumaco, pero asegura que ninguna de ella resuelve el problema de raíz. "Nos ofrecieron aplicar raticidas y cerrar bien los accesos a la basura, pero no hay intención de resolver el problema real".
Lumaco recibe la basura de las localidades de Capitán Pastene, Pichipellahuén y el propio Lumaco, y es uno de los 19 vertederos ubicados dentro de territorio mapuche que no cuenta con las medidas mínimas de seguridad para sus vecinos colindantes. Según Chehuán, hace dos semanas que la basura no se tapa y los portones permanecen abiertos día y noche, permitiendo que cualquiera pueda entrar al recinto.
En tanto, el comisionado para asuntos indígenas, Rodrigo Egaña, se reunirá la próxima semana en Temuco con dirigentes Mapuche para llevarles la propuesta de mitigación de daños que elaboró el consejo ministerial.

martes, 9 de septiembre de 2008

Conferencia "Breve historia de la antropología social en Japón"

Enviado por: Colegio de Antropólogos de Chile A. G. - colegioantropologoschile@gmail.com

miércoles, 3 de septiembre de 2008

INDÍGENAS-PERÚ: Mujeres ante el dilema de no parir en casa


INDÍGENAS-PERÚ: Mujeres ante el dilema de no parir en casa

Por Milagros Salazar, enviada especial

Las mujeres amazónicas son reacias a parir fuera de su casa.


Crédito: Milagros Salazar/IPS.


PUERTO OCOPA, Perú, ago (IPS) - "Las mujeres asháninkas dan a luz en su casa, así manda la tradición", sentencia José Ponce, jefe nativo del comité de salud de Puerto Ocopa, una comunidad de 253 familias enclavada en la selva central peruana.
El gobierno de Perú intenta aplicar una atención de salud intercultural para las gestantes indígenas, con el fin de que los partos se lleven a cabo en instalaciones médicas y se reduzca la mortalidad de madres y recién nacidos.

En 2004, la salud pública incorporó programas de salud sexual y reproductiva basados en el respeto de los patrones culturales de la población indígena. Como muestra de esta intención, se crearon las "casas de espera" para las mujeres parturientas de zonas rurales.

Se trata de viviendas rudimentarias a las que llegan las mujeres para efectuar el trabajo de parto y el alumbramiento, acompañadas de sus esposos, hijos y, en muchos casos, de la partera de la comunidad. Así, al momento del parto pueden intervenir las personas de confianza de la madre y el personal médico, reduciendo los riesgos.

Ya hay 390 casas de espera en todo el país. Cada centro de salud rural debería tener una, con todas las condiciones para que la mujer pueda permanecer con su familia e incluso con sus animales, pero para lograrlo se interponen aún muchas barreras.


UN PROGRAMA EN CIERNES


"En el centro de salud a veces no saben atender y dejan que el niño se tome el líquido (amniótico) y por eso terminan muriéndose al mes. Por eso al niño cuando nace hay que voltearlo para que no lo tome", insiste el asháninka Ponce con la experiencia de haber ayudado a su esposa, Marina, en los nacimientos de sus seis hijos.

Ella asiente con la cabeza. Todas las embarazadas de su comunidad prefieren dar a luz en casa y en cuclillas mientras los maridos las sostienen con los brazos, cuenta Marina Ponce. Otras veces, clavan unas estacas en el piso para sostenerse al momento de pujar, y siempre toman una hierba nativa, el piri piri, antes del alumbramiento.

"Con el piri piri das a luz más rápido", asegura Marina.

En Puerto Ocopa, que pertenece a la provincia de Satipo, las familias tienen entre cinco y siete hijos, aunque algunas llegan a la docena, asevera el presidente de la comunidad, Sergio Pasos.

Pero aquí, la casa de espera aún está en construcción y en toda Satipo hay sólo dos para decenas de aldeas.

"Tenemos que hacerles entender que a mayor parto institucional, menos posibilidades de muerte para la madre y el niño. Por eso se creó la estrategia.Antes, de un promedio de 50 mujeres que daban a luz en las zonas rurales, sólo 10 lo hacían en un centro de salud. Eso era muy preocupante", dice Lucy del Carpio, coordinadora de la Estrategia Sanitaria de Salud Reproductiva del Ministerio de Salud.

"La hemorragia es la primera causa de muerte en el parto, y si no está cerca de un establecimiento, la mujer muere", agrega.

Para el ex ministro de Salud, Fernando Carbone, gestor de uno de estos proyectos en la vecina región Huancavelica, esta es una labor de mediano plazo, porque abarca el control prenatal, el uso de la ficha del plan de parto y la ubicación de las gestantes en las comunidades para proyectar el tiempo y condiciones de su traslado al centro de salud.

También se incluye la planificación familiar informada, el acompañamiento de los parientes y el soporte de los promotores de salud de la comunidad, agrega Carbone.

Entre 2000 y 2007, los partos "institucionales" en zonas rurales aumentaron de 24 a 48 por ciento, según cifras oficiales.

Pero los frutos de la estrategia aplicada desde 2004 no se expresan aún en una marcada caía de la mortalidad en este país, estimada en 185 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos. En 2005 se registraron 596 muertes maternas, y en 2007, fueron 513, un ritmo de reducción similar al de épocas anteriores: en 1997 se habían registrado 764 fallecimientos, y en 2001 fueron 612.


CHOQUE CULTURAL


De las 390 casas de espera, sólo 76 están en las regiones de poblaciones nativas de la Amazonia, que constituyen algo más de dos por ciento de los peruanos, según cifras de 1993. En los Andes hay mayores avances, sobre todo en la sureña región de Cusco, con 140 casas. Allí se practica el parto vertical, y las mujeres prefieren dar a luz sobre pellejos de animales para el abrigo.

"La Amazonia es la zona más difícil, porque ellos quieren algo más al aire libre, no les gusta estar encasillados", reconoce Del Carpio.

El problema es "básicamente cultural", dice a IPS el profesor de salud pública de la Universidad Cayetano Heredia, Alfonso Nino Guerrero. "No se puede replicar en la Amazonia los mismos modelos de atención de la costa o la sierra", agrega.

El parto es algo familiar para los indígenas amazónicos "y no puede verlo un extraño", explica. Las autoridades han planteado el enfoque "de interculturalidad, pensando en que la comunidad cambie su manera de pensar, cuando en realidad los servicios son los que tendrían que adecuarse", aclara.

Elisa Terreros, responsable del área de salud de la selva central del no gubernamental Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica, dice a IPS que "existe la sensación de que (las autoridades) sólo hacen este servicio por cumplir, porque en la mayoría de casos la población no es consultada y no siente estos establecimientos como parte de su mundo".

Para Terreros, que ha recorrido la mayoría de las comunidades de la zona como enfermera, "es importante fortalecer el nexo entre la comunidad y el Estado para que exista un diálogo a nivel occidental e indígena".


PUEBLOS LEJANOS


Para romper el hielo, los profesionales de salud visitan a la gente en sus comunidades para explicar los beneficios de las casas de espera con folletos en lenguas nativas, dice Del Carpio.

Pero la difusión es limitada. Los centros de salud no cuentan con transporte adecuado para la espesura amazónica. El transporte es casi siempre por vía fluvial y un viaje en bote puede costar hasta 3.000 dólares.

En el intento de establecer el diálogo que recomienda Terreros, los aliados son los promotores de salud de estos pueblos y las parteras.

Luzmila Chirisente, madre y presidenta de la Federación Regional de Mujeres Asháninkas, Nomatsiguengas y Kakintes, considera que "los indígenas son discriminados en los servicios de salud porque los médicos no valoran a la persona y tienen que aprender a hacerlo".

En toda Satipo, solo el médico responsable de la jurisdicción ha sido capacitado para una atención intercultural.

La responsable del centro de salud de Puerto Ocopa, la joven médica Giovanna Sandoval, describe lo complejo que le resulta trabajar con comunidades nativas. "Sólo vienen cuando están muy graves y hay que ir a buscarlos, se enojan cuando les das un tipo de tratamiento y tampoco les gusta que los toques", explica.

"¿Estabas preparada para este reto?", pregunta IPS. "Antes de venir, te dan una capacitación previa a través de seminarios. Ahí te hablan de la población nativa, pero los que te capacitan casi no conocen a las comunidades y sólo te informan en términos generales y sobre las enfermedades tropicales comunes de la selva. Entonces, cuando llegas acá, te encuentras con cosas que pueden parecer chocantes", responde.

"Pero todo este proceso es dando y dando. Ellos aprenden mucho de cómo manejar su alimentación con nosotros, y empiezan a comer verduras y menestras. Han aprendido a preparar las papillas de frijoles que son buenas para los niños", agrega.


POCOS RECURSOS


Según el profesor Nino Guerrero, la mayoría de centros de salud de zonas rurales están en manos de personal técnico poco calificado, por falta de recursos e incentivos. "El proyecto ha ayudado a acercar al paciente, pero no es una estrategia formal porque no cuenta con presupuesto ni forma parte del sistema de salud", agrega.

Del Carpio admite esta falencia. Apenas este año el gobierno ha asignado a su área 218 millones de soles (unos 73 millones de dólares). Hasta ahora se financiaba solo con dinero de la cooperación internacional y de gobiernos regionales y locales.

El verdadero desafío es que este sistema de salud "sea una verdadera prioridad para el gobierno, con presupuesto fijo" y más personal, afirma. El sector que conduce pasó de 45 funcionarios a apenas cuatro para supervisar cinco programas nacionales entre los que figura la atención intercultural para las gestantes.

"A veces me dicen tú no consigues que caiga la muerte materna, sin comprender que cuando intervienen razones culturales, esto es un proceso que toma tiempo", apunta.

Para Guerrero, la clave es generar confianza, por ejemplo priorizando que las parturientas sean atendidas por médicas y obstetras mujeres y garantizando la continuidad de los profesionales en la zona, para crear vínculos sociales y humanos.


(FIN/2008)
Centro de Comunicación e Investigación Indígena Chaskinayrampi
http://espanol.groups.yahoo.com/group/chaskinayrampi/
http://chaskinayrampi1.blogspot.com/

Mapuches de Temu Cui Cui entregan carta en La Moneda


Martes 2 de septiembre de 2008 16:18 / Lanacion.cl


Mapuches de Temu Cui Cui entregan carta en La Moneda


En tanto, mañana a las 19:30 horas está programada una nueva marcha en apoyo a Temu Cui Cui, la que saldrá desde Ahumada con Alameda.

Integrantes de la comunidad Temu Cui Cui entregaron una carta en La Moneda, donde denuncian "los graves hechos de violencia ocurridos” en ese lugar de la Novena Región.
Los comuneros reclaman por la acción policial en la zona, que ha derivado en enfrentamientos como el del domingo 24 de agosto pasado, cuando efectivos de Carabineros intentaron detener a Jaime Huenchullán, pero se encontraron con la resistencia de los comuneros.
A esta misiva que se entregó a las autoridades de gobierno, se suman otras acciones de solidaridad, como la marcha anunciada para mañana a las 19:30 horas en Ahumada con Alameda.
De acuerdo a la información publicada en la página web de la organización mapuche Meli Wixan Mapu en el acto estarán “los werkenes Jorge Huenchullán y Luis Tori, para que escuchemos su testimonio de la represión vivida en Temucuicui y la forma en que podemos apoyarlos”.


Centro de Comunicación e Investigación Indígena Chaskinayrampi.

SOBRE MOVIMENTO INDIGENA


LOS OTROS COMUNEROS “ASIÁTICOS”

Alberto Adrianzén


En estos últimos días dos hechos han permitido otear, como se dice, el "alma" de algunos sectores sociales y políticos. El primero ha sido lo sucedido con las comunidades nativas, que en opinión de muchos es el despertar definitivo de la selva y la partida de nacimiento de un nuevo movimiento social. El segundo, el quinto aniversario de la Comisión de la Verdad. Ambos temas han mostrado, una vez más, cuán lejos o distantes estamos los peruanos, unos de otros.

Sin embargo, es un error creer que esta polarización es solo política o ideológica. El dato no es tanto la división social que existe en el país sino más bien la beligerancia de un sector que cree encontrar en el actual contexto de franca derechización –y, diríamos, de abierto conservadurismo– la justificación para enunciar sin ninguna autocensura lo que piensa sobre la mayoría de los peruanos.


Y es que en realidad lo que une a estos dos hechos, es que ambos nos remiten a tener una opinión sobre los sectores sociales que están detrás de estos dos acontecimientos. El conflicto de la selva sobre los nativos y el de la Comisión de la Verdad sobre los indígenas que viven en la zona andina. Dicho de otra manera, a los sectores que no forman parte del Perú oficial y que, como diría el presidente García hace unos días, viven en la "galería", en los extramuros de la sociedad.

Por eso en estos días han tenido lugar posturas que no solo se han fundamentado en ideologías, digamos reaccionarias, llámense neoliberales o militaristas, sino también en puntos de vista abiertamente racistas que nos dicen que el otro, el que habita en las "galerías", no es igual o, simplemente, no existe. Cuando se discute mezquinamente el número de muertos durante los años de la violencia terrorista –como hacen algunos sectores– lo que se está haciendo simbólicamente no es solo negarle el papel de víctimas a los sectores indígenas sino también su propia existencia. Es como decir, ellos no existen, por lo tanto, no pueden estar muertos. En realidad, se habla así porque estamos hablando de los indígenas que no son iguales al que habla. Es el otro como ausente o como inexistente.

Algo parecido sucede cuando se opina sobre el papel jugado por las comunidades nativas. Gonzalo Zegarra Mulanovich, director de la revista Semana Económica, inicia su artículo titulado "Esclavitud en la selva" (SE, 1135) de la siguiente manera: "¿Hay que preguntarle a los esclavos si aprueban su manumisión?". Para Zegarra, los nativos de las comunidades de nuestra selva son iguales a los esclavos del siglo XIX. Y si bien no es necesario desarrollar los argumentos de Zegarra por la sencilla razón que los nativos no son esclavos, sí interesa resaltar este razonamiento que ve al otro como no igual. Ver al otro como un "esclavo" es un punto de vista extremista, ya que no hay relación más desigual que aquella que existe entre un "hombre libre" y un "esclavo" puesto que son de "naturaleza" distinta. Así lo que tenemos es lo siguiente: los andinos no existen (no están muertos) y los nativos de la selva son una suerte de esclavos.


De otro lado, resulta gracioso (por decir lo menos) que estos mismos sectores califiquen el sistema de votación que hoy existe en dichas comunidades para vender sus tierras de paternalista y contrario a la libertad. En realidad, este es un punto de vista de hipócrita. Si se compara el sistema que impera, por ejemplo, en los balnearios sureños de las playas de Asia, podremos comprobar que este es mucho más restrictivo al que existe en las comunidades de la selva y de las zonas andinas. Los "comuneros asiáticos", por llamarlos de algún modo, "ceden su propiedad" a un Club el cual decide por ellos qué hacer con su propiedad. El asunto es tan restrictivo y tan poco liberal, que es el "Club" el que decide si el propietario de un lote puede alquilar o vender su propiedad a otra persona. La renuncia a la "libertad individual" no puede ser más explícita ya que se subordinan a algo mucho más restrictivo que a los dos tercios famosos para vender sus propiedades: a una pequeña junta directiva que decide por ellos.

Y si los nativos tienen "miedo a la libertad", como dice Zegarra, qué se puede decir de los "comuneros asiáticos" que han optado "libremente" por construir su propio gueto. Sospecho que no es el "miedo a la libertad", sino más bien al otro; es decir, a aquellos que "no murieron" en los años de violencia, porque "no existen", o a "esclavos" que no quieren vender sus propiedades. En fin, gentes que no merecen ser tratados como iguales.

NAVEGAR RÍO ARRIBA. VICTORIA INDÍGENA: NUEVO ACTOR POLÍTICO

Rodrigo Montoya Rojas


Para las comunidades nativas de la Amazonía sus tierras no son chacras o parcelas de una o más hectáreas como en la Costa o en parte de los Andes, sino un territorio entendido como un gran bosque en el que es posible la vida y la cultura. En sus ríos, bosques y quebradas han vivido y viven desde hace quince mil años; bajo sus ríos se encuentra el cielo invertido, poblado de seres míticos. Recuperar una pequeña parte de ese territorio casi perdido, fue posible gracias a una ley de 1974.

Las comunidades no quieren desprenderse de sus territorios, por el contrario, necesitan recuperar nuevas extensiones de lo que fue suyo para sentirse seguros de su propio porvenir. Vender parte de su territorio es una idea enteramente ajena a todos los pueblos amazónicos. Es una convicción para quienes quieren que la inversión privada disponga de todos los recursos nacionales y que el Estado se reduzca a su mínima expresión. Esta es la herencia del fujimorismo y el libreto de los funcionarios del capital. No se trata de una idea original de Alan García. Él, solo renovó el mismo compromiso y trata de multiplicar el número de empresas con sus nuevos amigos o "apóstoles", apelando a la primaria metáfora e insulto del "perro del hortelano": como las comunidades nativas no explotan sus recursos ni dejan que otros las exploten, hay que obligarlas a vender. Esa es la madre del cordero y no la pequeña y menuda historia de unos votos más u otros menos bajo la niebla de una aparente norma democrática "para todos".


Sin información previa, ni consulta alguna con los nativos y nativas, prescindiendo del Congreso, desacatando las obligaciones de su gobierno con el acuerdo 169 de la OIT, Alan García promulgó el paquete de decretos para que los empresarios exploten los recursos de la Amazonía. Tuvo la respuesta que no esperó jamás. Una dirección amazónica que no necesita de asesores ni partidos políticos, que se formó en más de veinte años, acaba de derrotarlo del modo más transparente. La "modernidad" del vender fue vencida por la modernidad de los derechos y la ciudadanía étnica. Pero el señor García no sabe oír, dialogar, tomar en cuenta a quienes no piensan como él, y – menos – perder. Disfrazándose de cordero, ya anunció que quiere un entendimiento para que los lobos se queden con el bosque. Alberto Pizango, líder de la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana –AIDESEP– y su equipo están en guardia y seguramente no dejarán pasar las maniobras que salgan de la Casa de Pizarro, donde gobierna y vive el señor García reproduciendo viejos prejuicios racistas del siglo XVI.

La simpatía con los indígenas rebeldes se multiplica en todo el país a partir de la solidaridad de la ciudad de Bagua porque los amazónicos están en primera línea para defender los bosques, las aguas, los recursos naturales como bienes públicos de todos los que hemos nacido en el suelo peruano.
Enviado por: RED EIB SUR