En las últimas semanas se han venido desarrollando dos procesos importantes para el pueblo mapuche: la ratificación del Convenio 169 por el Estado chileno y la crisis generada por la huelga de hambre de Patricia Troncoso demandando mejores condiciones carcelarias para los presos políticos mapuche, que tomó ribetes internacionales irreversibles para el gobierno de Michelle Bachelet.
La historia del pueblo mapuche(1), es una historia de resistencia larga, terca, inclaudicable. Es una larga búsqueda de diálogo y negociaciones que hasta la fecha, se torna infructuosa. El Estado tiende a tratar el problema unilateralmente, derivándolo a cuestiones de seguridad nacional, debido a que califica los actos de protesta social y resistencia mapuche, como actos de terrorismo(2). La principal demanda del pueblo mapuche, referida al reconocimiento de derechos territoriales autonómicos, tiene que ver con esta política policiaca, así como con el hecho de que el Estado chileno sea reacio a la ratificación del Convenio 169 de la OIT. Sin considerar los diferentes aspectos del problema, sean económicos culturales, políticos, jurídicos y morales, y con el fin de beneficiar a grandes consorcios forestales, y megaproyectos hidráulicos, el Estado ha recurrido a los repartos compensatorios de tierras (por lo general improductivas) como una solución; sin embargo esto no ha satisfecho a las comunidades mapuche, que fieles a su tradición, invocan la ancestralidad de sus tierras, autonomía y reconocimiento como nación. Esta demanda maximalista ha sido confrontada con el argumento de que no es posible sostener la existencia de un estado mapuche pre-existente al chileno, aduciendo que fué a su vez un pueblo llegado de otras tierras que también desplazó a pueblos originarios, y que no llegó a desarrollar estructuras de Estado autónomas, en todo caso, de lo que se trata es de afirmar la voluntad histórica de una existencia autónoma. Otro aspecto crítico del problema son las disputas en el seno de las organizaciones mapuches y sus liderazgos, así como los casos de falta de consecuencia de algunos líderes.
La historia del pueblo mapuche(1), es una historia de resistencia larga, terca, inclaudicable. Es una larga búsqueda de diálogo y negociaciones que hasta la fecha, se torna infructuosa. El Estado tiende a tratar el problema unilateralmente, derivándolo a cuestiones de seguridad nacional, debido a que califica los actos de protesta social y resistencia mapuche, como actos de terrorismo(2). La principal demanda del pueblo mapuche, referida al reconocimiento de derechos territoriales autonómicos, tiene que ver con esta política policiaca, así como con el hecho de que el Estado chileno sea reacio a la ratificación del Convenio 169 de la OIT. Sin considerar los diferentes aspectos del problema, sean económicos culturales, políticos, jurídicos y morales, y con el fin de beneficiar a grandes consorcios forestales, y megaproyectos hidráulicos, el Estado ha recurrido a los repartos compensatorios de tierras (por lo general improductivas) como una solución; sin embargo esto no ha satisfecho a las comunidades mapuche, que fieles a su tradición, invocan la ancestralidad de sus tierras, autonomía y reconocimiento como nación. Esta demanda maximalista ha sido confrontada con el argumento de que no es posible sostener la existencia de un estado mapuche pre-existente al chileno, aduciendo que fué a su vez un pueblo llegado de otras tierras que también desplazó a pueblos originarios, y que no llegó a desarrollar estructuras de Estado autónomas, en todo caso, de lo que se trata es de afirmar la voluntad histórica de una existencia autónoma. Otro aspecto crítico del problema son las disputas en el seno de las organizaciones mapuches y sus liderazgos, así como los casos de falta de consecuencia de algunos líderes.
Ratificación del Convenio 169
En diciembre del 2007, en un procedimiento tardío respecto a naciones vecinas, y ante presión de la opinión pública nacional e internacional, los legisladores chilenos han estado a punto de ratificar dicho documento con una salvedad crucial: observando “interpretativamente” el concepto “pueblos”, el cual constituye en sí, su esencia. Ante las unánimes protestas, la votación de la cuestionada ratificación se ha suspendido hasta el mes de marzo.
El drama de la hermana Patricia Troncoso
El drama de la hermana Patricia Troncoso
La mujer mapuche siempre ha tomado parte activa en los debates de sus organizaciones y sus comunidades, poniéndose al frente en las acciones de lucha. Desde la década de 1980 han surgido organizaciones de mujeres mapuches para afianzar la lucha por derechos específicos (como violencia intrafamiliar y derechos reproductivos), ya que el Estado chileno, no teniendo políticas claras para el pueblo mapuche, mucho menos las tiene para las mujeres mapuche. Mientras más resueltas y valientes, más acosadas por un Estado en el que las violaciones a los derechos de las mujeres mapuche son sistemáticos: agresiones físicas y verbales, persecución y arrestos bajo acusación de terrorismo, etc
La represión se dá tanto física como emocionalmente, y se muestra particularmente trágica en las machis, las abuelas que se resisten a dejar la tierra de sus ancestros, y que deben presenciar con dolor e impotencia cómo los basurales se acumulan cerca de sus casas, cómo se allanan los hogares, cómo se llevan detenidos a los/as dirigentes, cómo se despoja la tierra, cómo se empobrece más a su pueblo.
En una secuencia de casos flagrantes de violación a los derechos de las mujeres mapuche, que data de hace muchos años, hemos sido testigos en estas semanas de la crítica situación de la hermana Patricia Troncoso, quien tras 110 días de huelga de hambre reclamando mejores condiciones carcelarias para los/as activistas políticos/as mapuche, logró arrancar acuerdos mínimos al gobierno chileno, acosado por la presión nacional e internacional. La ley antiterrorista del régimen pinochetista, que sigue vigente, la condenó en un juicio sin las garantías judiciales necesarias, a 10 años de prisión por haber presuntamente participado en el incendio de un predio forestal.
Un problema de voluntad política
El pueblo mapuche alcanza a ser el 10 % del total de la población chilena; esta condición minoritaria hace más azarosa y dura una batalla desigual que demanda reformas estructurales de la nación y el Estado chilenos. Muchas voces reclaman la necesidad de una reforma agraria en la Araucanía, donde los terratenientes y las empresas forestales han asentado sus mayores dominios y han generado los mayores conflictos. Asimismo, la necesidad de debatir el delicado tema de la autonomía anhelada por el pueblo mapuche, tanto cultural como política. Mientras no se logren consensos mínimos en estos campos, el drama mapuche seguirá interpelándonos a todos/as.// M. Cornejo
Links:
Carta abierta de Patricia Troncoso por término de huelga de hambre
Mujer mapuche en la lucha territorial: violencia y discriminación en ChileLas luchas indígenas son de las mujeres
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(1) Nación indígena que habita las zonas australes de Chile y Argentina
(2) Renovaciòn Nacional, partido de derecha, afirma que los extremistas de una facción del MIR se han infiltrado en las comunidades mediante un supuesto Ejército Guerrillero Popular.
Fuente:
Chirapaq, Centro de Culturas Indígenas del Perú
Horacio Urteaga 534-203
Jesús María - Lima 11
Telefax: (511)4232757
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